Isaías 56.1-2 es una joya …..

isaiasIsaías 56.1-2 es una joya de la Palabra de Dios. En primer lugar es una joya porque da el llamado al arrepentimiento a la luz de la maravillosa promesa de la salvación dada en Isaías 55.10-13.

Isaías 55.10-13, “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envíe. Porque con alegría saldréis, y con paz servir vueltos; los montes y los collados levantarán canción delante de vosotros, y todos los arboles del campo darán palmadas de aplauso. En lugar de la zarza crecerá ciprés, y en lugar de la ortiga crecerá arrayán; y será al SEÑOR por nombre, por Seúl eterna que nunca será raída.”

Isaias 56.1-2, “Así dijo el SEÑOR: Guardad derecho, y haced justicia; porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse. Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.”

En segundo lugar es una joya porque da el llamado a abrazar lo que es lo mejor para los hombres; “guardad derecho, y hace justicia.” Las palabras <derecho> y <justicia> denotan todo lo que corresponde y manifiesta el carácter santo y justo del SEÑOR. El SEÑOR mismo es lo mejor para los hombres. Cuando los hombres son salvados y transformados por la palabra del SEÑOR (Isa 55.10-13) son capacitados por Él para ser como Él es y para andar como Él anduvo. Siendo salvados son llamados a guardar derecho <ser santos> y a hacer justicia <seguir siendo santo>. Da el llamado y luego explica cómo podemos guardar derecho y hacer justicia cuando dice en el versículo dos …

“… guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.”

Así expresa la religión verdadera que consiste de recordar el pacto y la continua profesión practica de la fe en el SEÑOR. La señal del pacto que Dios hizo con Israel en el monte Sinaí testificaba que fue el SEÑOR que redimió a su pueblo de la servitud a Egipto para ser su pueblo adquirido y apartado del mundo. El guardar el día de reposo fue el señal central de la fe teocéntrico (veáse Éxodo 31.13,14; Ezequiel 20.12,13).

Aquí es importante que entendamos que Isaías 56.1-2 no eneñana que por la voluntad humana el hombre se salva. Isaías 56.1-2 es paralela a Isaías 55.6-8 dentro del context más amblio que es de Isaías 55.1 a Isaías 56.12. Las Escrituras del Antiguo Testamento preparan los hombres para recibir la justicia del SEÑOR mediante la obra de su Siervo (Isa 42.1-4; 52.13-53.12). El Nuevo Testamento revela su cumplemiento en la persona y la obra de Jesucristo como el Siervo del SEÑOR, quien estableció la justicia de Dios para los que en el creen (Ro 1.16-17; 3.21; Ef 2.8-9; Tit 3.5-7). El cambio dentro del hombre necesario para que se arrepienta y abrace la justicia que Dios acepta viene al hombre por Dios (Dt 29.4; 30.6).

En tercer lugar es una joya porque da el llamado a guardar derecho y hacer justicia no para que venga la salvación del SEÑOR y su justicia sino porque ya está para venir.

“porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse.” Isa 56.1b

A la luz de este tercer motivo vemos el cuarto lugar para que Isaías 56.1-2 sea una joya. Es una joya porque testifica que la salvación del SEÑOR es una salvación de justicia. Esta verdad concuerda con lo que dice en Romanos 1.16-17.

“Porque no me avergüenzo del evangelio, porque es poder de Dios para salvación a todo aquel que cree; al judío primeramente, y también al griego. Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá.”

En quinto lugar es una joya porque da el llamado al arrepentimiento para la salvación al hombre en su cotidiana humanidad cuando en su humanidad es débil, pobre de espíritu sin nada para ofrecer a Dios y cuando es indigo de ser salvado.

“Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; … “ Isa 56.2a

“Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos.” Mateo 5.3

“Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. … Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros. Romanos 5.6, 8

En el sexto lugar es una joya porque junto con el llamado al arrepentimiento da la promesa de la bienaventuranza del SEÑOR. El hombre que el SEÑOR mueve hacia el arrepentimiento y fe obediente será bienaventurado.

“Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; … “ Isa 56.2a

Es decir que el hombre que abraza, que perservera en el pacto de Dios es faliz; es una persona dichosa. Cuando el SEÑOR cambia el corazón y la orientación de una persona del pecar y de la rebelión para que desee y perservere en su pacto tal cambia resulta en la felicidad de aquel persona. ¡Que ación de la gracia divina para con los hombres! DIOS ciertamente es bueno; ¡Él es muy bueno! Así el arrepentimiento y la obediencia son dones de Dios para el hombre pecador.

En el septimo lugar Isaías 56.1-2 es una joya de la palabra porque nos lleva a la mallaviosa persona de Jesucristo y su obra para la salvación de los hombres.

“porque cercana está mi salvación para venir, y mi justicia para manifestarse.” Isa 56.1b

La salvación del SEÑOR se acercó en la persona de Jesucristo en su primera venida. Jesús estableció la justicia de Dios para los que en Él creen.  ¡Bienaventurados son los que creen y abrazan a Jesús!

Depués que Juan fue encarcelado. Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha cercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” Marcos 1.14, 15

Este es las buenas nuevas que la nueva iniciativa de la iglesia protestante en El Ensanche de Vallecas anuncia a todo hombre y mujer; niño y niña.  El mensaje que Dios llama a toda persona a abrazar a Jesucristo como Señor y Salvador; a arrepentir y a creer en el evangelio de Jesucristo.

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