La fe bíblica e histórica del evangelio se mantiene sobre las cinco siguientes convicciones: 1) El hombre es totalmente depravado del bien alguno y no posee ninguna habilidad en sí mismo para elegir el bien espiritual o orientarse hacia el amor por Dios; 2) Dios por una acta de su buena y soberana voluntad elige a salvar al pecador y que tal acta divina no está basada en ninguna respuesta prevista u obediencia por parte del pecador, tal como fe, arrepentimiento, etc. Al contrario, es Dios quien da la fe y el arrepentimiento al individuo que Él escoge; 3) La obra redentora de Cristo tuve el propósito de salvar sólo a los escogidos y asegurar la salvación de ellos. Su muerte fue en sustitución de la pena del pecado en lugar de ciertos pecadores específicos. Su redención de aquellos pecadores aseguró todo lo necesario para su salvación; la fe, el arrepentimiento etc. están dados a aquellos por los cuales Cristo murió por el Espíritu Santo, garantizando así su salvación; 4) Además del llamamiento externo general a la salvación a todos los que escuchan el evangelio el Espíritu Santo extiende a todos los elegidos un llamamiento interno especial y eficaz por medio del cual atrae irresistiblemente a los pecadores a Cristo. Por el poder de la gracia El Espíritu Santo impulsa al pecador a cooperar, a creer, a arrepentirse, a venir libremente y de su propia voluntad a abrazar a Cristo como Señor y Salvador; 5) Todos los que fueron escogidos por Dios, redimidos por Cristo y por medio del Espíritu Santo se arrepienten y creen en el evangelio se salvan eternamente y son preservados por Dios para siempre en la fe.
Por estas verdades el evangelio es buenas noticias al pecador. Es el evangelio bíblico e histórico que proclamamos a todo hombre y a toda mujer en todo lugar sin excepción de persona. Sobre la fe bíblica e histórica del evangelio queremos establecer la nueva iniciativa de la iglesia protestante en El Ensanche de Vallecas.
Amados, por la gran solicitud que tenía de escribiros acerca de nuestra común salvación, me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos. (Judas 3)