El libro del profeta Isaías es una joya de la palabra de Dios. Por medio del profeta Isaías, Dios invita al pecador a abrazarle como El SEÑOR soberano que, según su santa, sabia y poderosa providencia gobierna sobre su creación y sobre cada una de sus criaturas para llevar a su pueblo escogido a la ciudad de Sion. Las predicaciones de Isaías giran en torno a los capítulos 36 al 39, que es el núcleo del libro, en los que cuenta la historia de cómo El SEÑOR Dios de los ejércitos salva a Jerusalén de la amenaza del rey de Asiria. El SEÑOR soberano es poderoso para salvar a su pueblo. Isaías predica tanto en los capítulos 1 al 38 como en los capítulos 40 al 66 mensajes de condenación, amonestación y de bendición para llamar la atención de los pecadores y decirles que no hay ninguna esperanza fuera de Dios.
Dejaos del hombre, cuyo aliento está en su nariz; porque ¿de qué es el estimado? (Isa 2.22)
¿Por qué gastáis el dinero en lo que no es pan, y vuestro trabajo en lo que no sacia? Oídme atentamente, y comed del bien, y se deleitará vuestra alma con grosura. (Isa 55.2)